HERMÈS

Tradición, elegancia y arte en cada reloj

Desde 1837, Hermès transforma la artesanía en arte. Lo que comenzó en un taller de guarnicionería parisino dedicado a la nobleza europea, se ha convertido en una de las casas más admiradas del mundo por su excelencia, su precisión y su elegancia silenciosa.

La historia relojera de Hermès nace en 1912, cuando Émile Hermès adaptó un reloj de bolsillo para su hija con dos correas de piel. Así, el tiempo se unió al savoir-faire del cuero, marcando el inicio de un legado único: relojes que no solo miden las horas, sino que cuentan historias.

Durante el siglo XX, Hermès consolidó su presencia en la alta relojería con creaciones como Arceau, Cape Cod y H Hour, relojes convertidos en iconos por su diseño atemporal y su espíritu libre. A partir de los años noventa, la maison reafirmó su compromiso con la excelencia mecánica, adquiriendo participación en Vaucher Manufacture Fleurier y desarrollando movimientos propios, realizados con la precisión y el alma de la relojería suiza.

Cada reloj Hermès refleja una visión singular del tiempo: una poesía mecánica donde técnica y emoción dialogan en equilibrio. La caja inspirada en un estribo del Arceau, la geometría moderna del H08 o la delicadeza de un Cape Cod de doble vuelta muestran la dualidad que define a Hermès: tradición y vanguardia, rigor y sensibilidad, precisión y arte. Hoy, desde su manufactura en Le Noirmont (Suiza), un centenar de artesanos perpetúan la herencia de la maison. En cada pieza, la materia se convierte en emoción; el tiempo, en arte de vivir. Hermès no fabrica simplemente relojes. Crea experiencias que dan ritmo a la vida con elegancia, discreción y alma francesa. Los encontrarás exclusivamente en The Embassy.